miércoles, 20 de noviembre de 2013

Todo huele a tu amor





Su fragancia estaba por toda la casa, no había rincón que no oliera a ella. Esencia fresca  que inundaba su mente de  bellos momentos vividos,  que ya  no eran más que recuerdos. Ella se lo había dicho muchas veces; que algún  día  llegaría la hora que se cansaría de su puto estilo de vida y se mandaría a cambiar, pero él nunca le creyó.
Había cumplido sus amenazas y seis meses en soledad hacían notar la ausencia de ella.
Su mente cansada de soportar un corazón dolido,  había tomado la decisión de dar un vuelco a su vida, de hacer un cambio.
Empezaría lavando todo lo que pudiese, para arrancar de raíces ese perfume de su habitación y de sus inquietos pensamientos, de las cortinas de aquel  ventanal por donde solía mirar la bahía, de sus camisas donde tantas veces anido su largo pelo, de  las sabanas de seda  testigos de tantas noches de pasión.
Solo se había olvidado de un simple y gran detalle… ¡cómo sellar aquel aroma de amor, que brotaba a raudales entre las grietas de un corazón herido!  (Fransel)

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