Cuantas hojas secas hemos guardado en algún rincón del alma. Hojas, que
en el transcurso de los años, han ido cayendo una a una, lentamente y sin prisa
alguna. Hojas marchitas de nuestras experiencias ya vividas, que con sus
colores de comodidad; ocres y amarillos, poco a poco fueron cubriendo el
sendero de nuestras aptitudes y facultades. Acostumbrándose la mente a ignorar,
el entusiasmo perseverante de la floreciente primavera.
(Fransel)
El parque de Nordnes-Bergen-Noruega
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