sábado, 23 de noviembre de 2013

Ferdinando el cocinero





La increíble historia de Ferdinando el cocinero

Ferdinando se crió en un pueblo inventado del norte de la vieja Italia.
En su pueblo todos tienen los ojos negros y achinados, aunque él nació con unos grandes, redondos y tristes ojos azules.
En ese pueblo se inventaron los calistres, la pasta de la que todas las abuelas recuerdan el nombre y cocinan a sus abuelos. 
Ferdinando ahora vive en un hotel sin techo en el pirineo catalán que reconstruyen viajantes de todo el mundo que vienen atraídos por su fama de cocinero.
Ferdinando comprendió desde bien pequeño que la mejor manera de seducir a las personas era mediante el paladar. Por eso cada vez que va al mercado donde suele comprar a diario regala caramelos aromáticos a todos los niños que le esperan en la puerta.
 Lo que más sorprende de Ferdinando es que se duerme a menudo. Lo hace con la deliberada intención de soñar el plato que cocinará al día siguiente, hace tiempo que aprendió que hacer realidad los sueños, aunque sea cocinando, es el motivo de su existencia.

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