Ya nada será igual
que antes, nada será lo mismo. La noche estrellada apesadumbrada dormirá en
silencio, al no ver destellando su reflejo, desde el fondo de tus ojos
profundos. El viento confuso y desorientado, vagará sin rumbo por los azules
cielos, al no sentir ese aroma a besos cálidos que desprendían tus labios.
Será casi imposible
desacostumbrarse a tu canto mañanero, al sabor y el cariño con que preparabas
tus condimentadas comidas, a esa sublime feminidad tan tuya, como cuando sonreías
mientras te pillabas el pelo.
No, ya nada será
igual, igual que antes. Las olas marinas golpe a golpe vociferarán tu ausencia
a orillas de playa y cubrirán lentamente
de alba espuma, tus huellas no caminadas. La mañana traviesa que pintaba de sol
tu ventana, se vestirá de grises nubes al no ver más, tu silueta entre dormida
sobre la cama; mientras inquietas
sombras de golondrinas, tristes volarán en busca de migajas no esparcidas.
Es y serás difícil
de olvidar. Olvidarse por ejemplo, de momentos cuando abrazados, nos sorprendía
impune la noche y teníamos el mismo sueño, cuando adivinabas mis pensamientos con
tus rosadas flores apuntando hacia el
aposento. Cuando reíamos como niño, después de tontas peleas sin sentido. Es difícil
volver a soñar y contener en el alma tanto llanto, cuando a otros cielos ha
partido, a quien se ha querido tanto.
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